Ficción

Practical joke

Un reloj marca Casio marca las 8:59pm en el buró, todo en la casa esta callado. Suena el teléfono, el reloj ahora marca las nueve en punto.

–Bueno, ¿quién habla? –dijo Ernesto mientras aun batallaba para mantenerse despierto. –Señor Ramirez, hablo de parte del departamento de seguridad de banco Mexicano. Durante la pasada hora se han hecho transacciones que no concuerdan con su perfil de compra y la computadora emitió una alerta. Su tarjeta ha sido bloqueada, por favor pedimos su cooperación. –Ok, quiero avisarle de una vez, que yo, no he hecho ninguna compra en la ultima hora. Esta llamada me despertó. –Ernesto pudo sentir como la adrenalina se incorporaba a su flujo sanguíneo– ¿Qué tipo de compras se han hecho? –Siento mucho haberlo despertado. La alarma indica que se hizo checkout de un hotel. Después de bloquearse su tarjeta el sistema mostró 3 retiros de efectivo que tampoco concuerdan con su perfil. –Ernesto pensó que esto podría ser alguna clase de engaño. –Ok, ¿qué se necesita de mi? –Antes que nada tiene que calmarse, este tipo de cosas suceden todo el tiempo, lo segundo es esperar y ayudarnos con la investigación. Muchas gracias. –Ok, esperaré por mas instrucciones.

Ernesto colgó y fue a la computadora lo primero que hizo fue iniciar sesión en el banco y mientras la pagina se abría, revisó su correo electrónico, ahi estaban las notificaciones, se habían hecho retiros de dinero y pagado un hotel. Lo mas extraño es que el hotel era en la misma ciudad, no muy lejos de ahi. Luego por último tomo su tarjeta y aunque todo cuadraba quiso estar seguro, Asi que llamó al numero de teléfono en su tarjeta. Pregunto por el departamento de seguridad, confirmó que era cierto lo de la llamada y reiteró su disposición para cooperar.

Ahora que lo pensaba esta semana había sido algo rara. Su esposa le había reclamado varias veces no haber hecho algún mandado, que según ella le había pedido. También esa semana alguien rompió la ventana de la puerta trasera, que da al patio. Ya no pudo seguir durmiendo y se levantó, no sabía cómo matar el tiempo. Era su único día de descanso y ahora pensaría solo en esos cargos.

El día transcurrió normal, por la noche salió al patio a fumar un cigarro, eso lo calmaba y lo dejaba dormir. Como era su costumbre solo podia dormir después de haberse fumado uno o dos cigarros. Ya en el patio estaba distraído tratando de encenderlo, era algo difícil por que el viento estaba fuerte. De repente escucho un ruido siseante como cuando un mosquito se pega en una trampa eléctrica.

Lo que vió lo dejo sin palabras, era una especie de portal que había aparecido en medio del patio. A través del portal ovalado como el juego del mismo nombre, se podia ver su patio pero la tierra estaba mojada, como si hubiera llovido, eso lo intrigo y le dio la vuelta maravillado. Hizo lo que toda persona haría si encuentra un objeto extraño, lo tocó, pero no sintió nada. a lo mejor solo un cambio de presión. Y entonces decidió entrar completamente pensando en salirse inmediatamente.

Pero al momento que terminó de entrar, el portal se cerró detrás de él. El suelo estaba mojado era de noche, quiso revisar su teléfono, pero recordó que lo había dejado en el buró junto a su reloj. Estaba extrañado, todo se veía igual a su casa. Le pareció raro, pero empezó a pensar que algún producto de su imaginación le había hecho ver eso.

Empezó a mirar su cigarro pare ver si por error había consumido algo mas que nicotina. Tras cerciorarse de que era uno regular, se encogió de hombros y se dispuso a entrar a la casa. Pero algo andaba mal, la puerta estaba cerrada.

Como a lado de su casa había un terreno excedente pudo dar la vuelta a la casa y tocar el timbre, lo cual era algo innecesario porque el carro no estaba, lo cual quiere decir que su esposa había salido. Aun dudaba de lo que había pasado, –¿acaso crucé un portal? Se volvió a encoger de hombros.

Se quedo pensando por un rato cuando ve que un carro esta dando la vuelta y era su esposa con otro hombre. Lo mas rápido que pudo volvió a dar la vuelta a la casa, para esconderse en el patio.

Mientras estaba escondido, se puso muy atento para escuchar lo que pasaba en el interior. Por un momento estuvo contento de no haber tenido cámaras de seguridad o habría sido descubierto fácilmente.

–Te lo dije aquí estaban los boletos, los dejaste encima de la barra. –Bueno si, tienes razón, vamonos ya, que vamos a llegar tarde.

Estaban por salir cuando Ernesto pudo observarlos desde la ventana del patio. Lo cual había sido una suerte pues las cortinas tapaban casi toda la vista, pero lo que vió lo dejo helado. Era el mismo, el acompañante de su esposa era el mismo. ¿Pero como podia ser esto posible? pensó Ernesto en el patio.